Cuéntase de un señor que por
ignorancia o malicia, dejó al morir el
siguiente escrito: Dejo mis bienes a mi sobrino Juan no a mi hermano Luis tampoco jamás
se pagará la cuenta del sastre nunca de
ningún modo para los jesuitas todo lo dicho es mi deseo Fernando.
Cuando se leyó el documento, las
personas aludidas se atribuían la preferencia. Con el fin de resolver las dudas
acordaron que cada uno llevara el escrito
con los signos colocados de manera correcta.
El sobrino Juan lo presentó así:
Dejo mis bienes a mi sobrino Juan,
no a mi hermano Luis. Tampoco jamás
se pagará la cuenta del sastre. Nunca de ningún modo para los
jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo.
Fernando.
El hermano Luis presentó su reclamo de la siguiente manera: ¿Dejo mis bienes a mi sobrino Juan? No.
A mi hermano Luis. Tampoco
jamás se pagará la cuenta del sastre.
Nunca, de ningún modo para los jesuitas.
Todo lo dicho es mi deseo. Fernando.
Pero el sastre justificó su derecho como sigue: ¿Dejo mis bienes a mi sobrino Juan? No! ¿A
mi hermano Luis? Tampoco, jamás. Se pagará la cuenta del
sastre. Nunca, de ningún modo para los jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo.
Fernando.
También los jesuitas
presentaron su reclamo, fundándose en que
el documento debía interpretarse del modo siguiente: ¿Dejo mis bienes a mi sobrino Juan?. No! ¿A
mi hermano Luis?. Tampoco, jamás.
¿Se pagará la cuenta del sastre? Nunca, de ningún modo. Para los jesuitas, todo.
Lo dicho es mi deseo. Fernando.
Esta lectura movió a grandes escándalos y para poner orden se acudió a
la autoridad. Ésta consiguió establecer
la calma y después de examinar el escrito, dijo en tono severo: Señores, aquí se trata de cometer un fraude; según las
leyes, la herencia pertenece al Estado. Así lo prueba esta interpretación: ¿Dejo mis bienes a mi sobrino Juan? No. ¿A mi hermano Luis?
Tampoco. Jamás se pagará la cuenta
del sastre. Nunca, de ningún modo,
para los jesuitas. Todo lo dicho es
mi deseo. Fernando.
En virtud de que no hay herederos para esta herencia, queda incautada en
nombre del Estado. Se da por terminado el asunto.
En: Parra, M. (1994). Cómo se produce el texto escrito.
Bogotá: Aula Abierta.
LA PUNTUACIÓN SU IMPORTANCIA RADICA EN QUE PARA QUE LAS PERSONAS SE PUEDAN COMUNICAR TIENE EXISTIR UNA INTERACCIÓN ENTRE AMBOS A TRAVÉS DE LA CONVERSACIÓN. PARA QUE EL SER HUMANO PUEDA ENTENDER LOS PROBLEMAS QUE EN LA VIDA SE PRESENTAN NO OBSTANTE, EN ESTE RELATO AL TRATARSE DE UNA HERENCIA QUE PARA FINES POR ESTAR MAL PUNTUALIZADA DE FORMA INCORRECTA NO DEJO CLARO A QUIEN PERTENECÍA LA HERENCIA POR ESTO SE DETERMINA INCAUTADA EN EL NOMBRE DEL ESTADO, LO CIERTO QUE A NINGUNO LES QUISO DEJAR LA HERENCIA LOS VACILO JAJAJA LA JUSTICIA NO ES SIEGA.
ResponderEliminarla historia se refiere a la importancia de saber utilizar de la menera mas correcta los signos de puntuacion; ya que si no se hace de esa manera, se presentan confuciones por parte del lector. por lo tanto lo que se quiere al traducir un texto es que las personas que lo lean comprendan el signifacado que se quiere transmitir.
EliminarMás allá de la importancia del uso asertivo de los signos de puntuación, que desde luego es necesario para hacernos comprender, es interesante cómo una situación se puede ver de diferentes perspectivas. Y no cambia el hecho sino como los personajes de la historia lo ven, a partir de lo que es conveniente para ellos.
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